¿Es necesario dejar de lado los materiales convencionales para insertarnos de lleno en el mundo de la innovación tecnológica en las aulas?

En pleno s. XXI los docentes pueden encontrarse con situaciones en las aulas:

a) Su centro de trabajo aún aboga por la utilización de material convencional, ya que no dispone de recursos necesarios para obtener material más actualizado.
b) Se posee material tecnológico actual, en cierta medida: alguna que otra pizarra digital, una sala de ordenadores adaptada, cañón proyector, etc.
c) El centro esta a la última, en cuanto a material tecnológico se refiere.

Actualmente, el problema surge cuando los docentes quieren tener a su alcance los recursos más actualizados para poder llevar a cabo la enseñanza. Ello hace que dejemos de lado aquellos materiales tradicionales que tan buenos frutos dieron en el pasado.

Hay que ser conscientes de que cualquier material puede ser utilizado como un recurso para facilitar el proceso de enseñanza aprendizaje. Los materiales convencionales, puede que presenten limitaciones pero también otorgan una gran cantidad de ventajas, al presentar versatibilidad, sencilla aplicación y uso.

Las pizarras, los tableros, así como los títeres y marionetas, son de los materiales tradicionales de uso práctico docente por excelencia.

Todos ellos, permiten alcanzar un grado de participación de los alumnos, garantizando el correcto desarrollo, la mejora de la autoestima y de la relación con los demás compañeros.

Claro esta, que hemos pasado de los recursos básicos como el retroproyector, de los casetes o inclusos de los videos, para zambullirnos de lleno en el mundo de los CD, DVD o de los ordenadores.

Los tiempos cambian y con ellos la tecnología, al igual que sucedió con los materiales convencionales, se va quedando obsoleta. Con el paso de los años, el material que parecía el más novedoso, pasa a ser antiguo y por tanto, pretendemos archivarlo, para modernizarnos. Por ello, hemos de valorar lo que tenemos, e intentar dar el mejor uso a todo el tipo de material del que disponemos para poder conseguir un mejor desarrollo y aprendizaje, para todos y cada uno de nuestros alumnos.

Nuestra misión como docentes no debe ser querer siempre lo más novedoso, por que ello no es ni lo más fácil y no lo más útil. Comprar un nuevo aparato tecnológico para impartir clase, conlleva el aprender el manejo del mismo, invertir tiempo y dinero. Para que al cabo de un par de años, surja otro más actualizado en el mercado.

Debemos priorizar en establecer una educación de calidad. Los materiales no nos aportarán dicha calidad, aunque contribuya a alcanzarla. Como docentes hemos de ser capaces de ser innovadores, creativos y sacar jugo a todos los materiales convencionales o no, que estén a nuestro alcance y adaptarlos a nuestras necesidades.